
Contrario a la creencia popular, conseguir una piel luminosa y sin marcas no se trata de usar el ácido más potente, sino de dominar el arte de la exfoliación controlada. La clave no es la agresión, sino la comunicación con tu piel: entender su ritmo de renovación y respetar su barrera protectora para guiarla hacia la luminosidad. Este enfoque previene la irritación, la «piel de plástico» y los brotes, asegurando resultados visibles y sostenibles.
La promesa de una piel radiante, con un tono uniforme y libre de las marcas del pasado, ha posicionado a los ácidos exfoliantes como los protagonistas indiscutibles de cualquier rutina de cuidado facial. Nombres como el ácido glicólico, salicílico o láctico resuenan en todas partes, presentados como la solución definitiva para conseguir el anhelado «efecto glow». Sin embargo, esta popularidad ha traído consigo una peligrosa simplificación: la idea de que exfoliar más y con mayor frecuencia es sinónimo de mejores resultados. Esta carrera por la potencia a menudo termina en un ciclo de frustración, con una piel irritada, sensibilizada y, paradójicamente, con más imperfecciones que al principio.
El problema no está en los ácidos, sino en el enfoque. Hemos olvidado que la piel es un órgano vivo con sus propios ritmos y defensas. ¿Y si la verdadera maestría no consistiera en forzar una renovación agresiva, sino en aprender a guiar a la piel de forma inteligente? El secreto para desvelar una nueva luminosidad sin dañar la piel reside en un principio fundamental: la exfoliación controlada. Se trata de entender que cada piel tiene un umbral de tolerancia y que el objetivo es trabajar en sintonía con su ciclo de renovación celular, no en su contra.
Este artículo es una hoja de ruta para reaprender a usar los ácidos. Desmontaremos los mitos y errores más comunes, desde la sobreexfoliación diaria hasta la incorrecta combinación de activos. Exploraremos cómo elegir el ácido adecuado no solo para tu tipo de piel, sino para el tipo específico de marca que quieres tratar. Entenderás la diferencia crucial entre una purga beneficiosa y una reacción adversa, y aprenderás a construir una rutina que proteja y fortalezca tu barrera cutánea, la guardiana de la salud de tu piel. Prepárate para pasar de la exfoliación agresiva a la renovación inteligente.
Para navegar por este completo universo de la exfoliación química, hemos estructurado la información de manera progresiva. A continuación, encontrarás el índice de los temas que abordaremos para que domines los ácidos exfoliantes como un verdadero experto.
Sumario: La guía definitiva para una renovación cutánea segura y eficaz
- AHA, BHA o PHA: qué ácido elegir si tienes la piel seca, grasa o sensible?
- Hasta dónde puedes llegar en casa y cuándo necesitas que un médico te aplique el ácido?
- El error de exfoliar todos los días que te causa «piel de plástico» y brotes de acné
- Por qué nunca debes hacerte un tratamiento de manchas en verano?
- Brotes tras el peeling: es una mala reacción o tu piel limpiándose desde dentro?
- El error de usar demasiados activos fuertes que destruye tu barrera cutánea y causa brotes
- Láser o peeling: qué funciona mejor para eliminar manchas solares de años anteriores?
- En qué orden aplicar tus 5 productos cosméticos para que realmente funcionen?
AHA, BHA o PHA: qué ácido elegir si tienes la piel seca, grasa o sensible?
La elección del ácido exfoliante correcto es el primer paso hacia una piel renovada, y no todos los ácidos son iguales. Su eficacia depende de su estructura molecular, que determina su capacidad de penetración y su afinidad con el agua o el aceite. Comprender esta diferencia es fundamental para personalizar tu rutina y evitar la irritación. Los tres grandes grupos son los Alfa-hidroxiácidos (AHA), los Beta-hidroxiácidos (BHA) y los Polihidroxiácidos (PHA).
Los AHA, como el ácido glicólico y el láctico, son hidrosolubles, lo que significa que actúan en la superficie de la piel. Son excelentes para tratar problemas de textura, manchas solares y falta de luminosidad, ya que disuelven el «pegamento» que une las células muertas. El ácido glicólico, con la molécula más pequeña, penetra más profundamente y ofrece resultados más rápidos, pero también tiene un mayor potencial de irritación. El ácido láctico es una opción más suave e hidratante, ideal para pieles secas o que se inician en los ácidos. Por otro lado, el BHA, cuyo principal exponente es el ácido salicílico, es liposoluble. Esto le permite disolverse en el sebo y penetrar dentro de los poros para limpiarlos desde el interior. Es el ingrediente de elección para pieles grasas, con puntos negros o propensas al acné.

Finalmente, los PHA (gluconolactona, ácido lactobiónico) son la nueva generación de ácidos. Tienen una estructura molecular mucho más grande que los AHA, por lo que penetran en la piel de forma más lenta y gradual, minimizando el riesgo de irritación. Ofrecen beneficios similares a los AHA, pero con una tolerancia mucho mayor, lo que los convierte en la opción perfecta para pieles muy sensibles o con rosácea. También actúan como humectantes, ayudando a mantener la piel hidratada durante el proceso de exfoliación. Antes de elegir, es vital diferenciar el tipo de marca a tratar.
Estudio de caso: Diferenciación entre PIE y PIH en marcas post-acné
El Eritema Postinflamatorio (PIE) se presenta como marcas rojas o rosadas de origen vascular, más comunes en pieles claras, que no responden bien a los ácidos exfoliantes tradicionales. Por otro lado, la Hiperpigmentación Postinflamatoria (PIH) aparece como manchas marrones por exceso de melanina, más frecuentes en pieles oscuras, y responde excelentemente a los AHA como el glicólico. La purga suele ocurrir en áreas donde aparecen granos con frecuencia, ya que estos productos aceleran la renovación celular y pueden hacer que los microcomedones preexistentes salgan a la superficie más rápidamente. Esta diferenciación es crucial para establecer expectativas realistas y elegir el tratamiento adecuado.
Entender esta clasificación te permite no solo elegir un producto, sino construir una estrategia de renovación cutánea adaptada y segura.
Hasta dónde puedes llegar en casa y cuándo necesitas que un médico te aplique el ácido?
La diferencia fundamental entre un producto exfoliante de uso doméstico y un peeling realizado en una consulta dermatológica no es solo la concentración, sino también el pH del producto. Estos dos factores determinan la profundidad de la exfoliación y, por tanto, su potencia y los riesgos asociados. En casa, la seguridad es la prioridad número uno, por lo que los productos están formulados para ser efectivos sin comprometer la barrera cutánea.
Los cosméticos de uso domiciliario suelen tener concentraciones de AHA (como el ácido glicólico) que no superan el 10% y un pH que se mantiene por encima de 3.5. Esto asegura una exfoliación superficial, ideal para el mantenimiento, mejorar la textura y aportar luminosidad de forma gradual. Son tratamientos diseñados para ser utilizados de 2 a 3 veces por semana, sin necesidad de un tiempo de recuperación o «downtime». Permiten continuar con la vida normal, siempre con una protección solar rigurosa. El objetivo es una renovación constante y suave, no un cambio drástico en una sola aplicación.
Por el contrario, los peelings médicos son procedimientos controlados por un dermatólogo que utilizan concentraciones mucho más altas (AHA del 30% al 70%) y un pH muy bajo (a menudo inferior a 2.5). Esta combinación permite que el ácido penetre a niveles más profundos de la epidermis o incluso la dermis, tratando problemas más severos como cicatrices de acné profundas, melasma o fotoenvejecimiento avanzado. Estos tratamientos requieren una preparación de la piel y un cuidado post-procedimiento específico, con un tiempo de recuperación que puede ir de 3 a 7 días, durante los cuales la piel puede pelarse, enrojecerse e hincharse. Se realizan en sesiones espaciadas cada 4 a 6 semanas. La decisión de pasar a un peeling médico debe tomarse cuando los tratamientos en casa no logran los resultados deseados o cuando el problema cutáneo requiere una intervención más profunda y supervisada.
Esta tabla comparativa, basada en la práctica dermatológica, resume las diferencias clave para que puedas tomar una decisión informada sobre el nivel de tratamiento que tu piel necesita, como muestra un análisis de la exfoliación en dermatología.
| Característica | Uso Doméstico | Peeling Médico |
|---|---|---|
| pH | 3.5-4 | <2.5 |
| Concentración AHA | Glicólico máx. 10%, Láctico 5% | 30-70% |
| Concentración BHA | Salicílico 3-5% | 20-30% |
| Frecuencia | 2-3 veces/semana | Cada 4-6 semanas |
| Tiempo recuperación | Sin downtime | 3-7 días |
| Supervisión | Autoaplicación | Dermatólogo |
En resumen, los productos caseros son para el mantenimiento y la mejora gradual, mientras que los peelings médicos son para la corrección intensiva de problemas específicos bajo estricta supervisión profesional.
El error de exfoliar todos los días que te causa «piel de plástico» y brotes de acné
Uno de los mitos más extendidos y dañinos en el cuidado de la piel es la creencia de que «más es más». Impulsados por el deseo de resultados rápidos, muchos caen en la trampa de exfoliar su piel a diario. Este hábito, lejos de acelerar la renovación, conduce a un fenómeno conocido como sobreexfoliación. Al eliminar las células de la superficie de forma tan agresiva y constante, se destruye la barrera lipídica natural de la piel, esa capa protectora esencial que mantiene la hidratación y nos defiende de las agresiones externas.
Una barrera cutánea comprometida es incapaz de retener el agua, lo que provoca una pérdida de agua transepidérmica. La piel, en un intento desesperado por defenderse, puede reaccionar de dos maneras: produciendo más sebo para compensar la sequedad, lo que conduce a nuevos brotes de acné, o volviéndose extremadamente sensible, reactiva y deshidratada. El resultado es lo que se conoce como «piel de plástico»: un aspecto superficialmente brillante y tirante, pero que en realidad está inflamado, debilitado y sin vida. Este brillo no es luminosidad saludable, sino una señal de socorro.

La solución a este problema no es abandonar los ácidos, sino usarlos con inteligencia, respetando el ritmo biológico de la piel. La metodología del «Skin Cycling», popularizada por dermatólogos, ofrece un enfoque estructurado y seguro. Consiste en un ciclo de cuatro noches que alterna tratamiento y recuperación, permitiendo que la piel se beneficie de los activos sin agotar su barrera protectora. Este método es una guía excelente para equilibrar la exfoliación y la reparación.
Tu plan de acción: Método Skin Cycling para una piel equilibrada
- Noche 1 – Exfoliación: Aplicar el ácido exfoliante (AHA, BHA o PHA) sobre la piel limpia y seca. Esta es la noche de renovación activa.
- Noche 2 – Retinoide: Si utilizas retinol o retinoides recetados, esta es su noche. Si no, puedes pasar directamente a la fase de recuperación.
- Noche 3 – Recuperación: La piel descansa de activos potentes. La rutina se centra en la hidratación con un limpiador suave, un sérum de ácido hialurónico y una crema nutritiva.
- Noche 4 – Reparación de la barrera: El foco está en reconstruir. Utiliza productos con ingredientes como ceramidas, niacinamida y péptidos para fortalecer la estructura de la piel.
- Repetir el ciclo: Vuelve a empezar con la noche de exfoliación. Este ciclo de 4 noches, tal y como explican desde expertos en formulación como Medik8, se puede ajustar según la tolerancia, pasando a un ciclo de 3 noches (exfoliación, retinoide, recuperación) para pieles más resistentes.
Adoptar este ritmo permite que la piel se renueve de forma controlada, revelando su luminosidad natural sin sacrificar su salud a largo plazo.
Por qué nunca debes hacerte un tratamiento de manchas en verano?
La afirmación de que los tratamientos despigmentantes están prohibidos en verano es una regla general que merece ser matizada. La razón principal de esta precaución es que muchos ácidos exfoliantes, especialmente los AHA como el ácido glicólico, aumentan la fotosensibilidad de la piel. Al eliminar la capa más superficial de células muertas (el estrato córneo), la piel nueva y delicada queda más expuesta y vulnerable al daño solar. Utilizar estos ácidos durante el día o sin una protección solar adecuada en verano no solo es contraproducente, sino que puede provocar el efecto contrario: la aparición de nuevas manchas (hiperpigmentación postinflamatoria) y un envejecimiento prematuro.
Por este motivo, la mayoría de los dermatólogos recomiendan reservar los peelings intensivos y el uso de ácidos potentes como el glicólico para los meses de otoño e invierno, cuando la radiación UV es menos intensa. Sin embargo, esto no significa que debas abandonar por completo la lucha contra las manchas durante la temporada estival. La clave está en elegir los activos correctos y ser absolutamente riguroso con la protección solar.
Existen alternativas seguras que no aumentan la fotosensibilidad y que pueden ser utilizadas incluso en verano para mantener a raya la pigmentación y seguir trabajando la luminosidad de la piel. El enfoque se desplaza de la exfoliación agresiva a la inhibición de la producción de melanina y la protección antioxidante.
Estudio de caso: Ácidos no fotosensibilizantes seguros para verano
El ácido mandélico, un AHA con una molécula más grande que penetra más lentamente, es una opción excelente. Se ha demostrado que no es fotosensibilizante y puede aplicarse incluso unas horas antes de la exposición solar, siendo ideal para pieles sensibles. Otra alternativa estrella es el ácido azelaico, que regula la producción de melanina y tiene propiedades antiinflamatorias, pudiendo usarse mañana y noche. Finalmente, los PHA (polihidroxiácidos), como la gluconolactona, son seguros por su baja irritación. Por supuesto, el uso de cualquiera de estos activos debe ir acompañado de la aplicación y reaplicación de un protector solar de amplio espectro SPF 50+.
Por lo tanto, en lugar de una prohibición total, el verano exige una estrategia más inteligente: pausar los ácidos más potentes y adoptar activos despigmentantes y protectores más amables con el sol.
Brotes tras el peeling: es una mala reacción o tu piel limpiándose desde dentro?
Es uno de los momentos más desconcertantes al iniciar un tratamiento con ácidos: después de unas semanas de uso, en lugar de la piel lisa y luminosa prometida, aparece un brote de granitos. La primera reacción es pensar que el producto es demasiado fuerte o que ha causado una reacción alérgica. Sin embargo, en muchos casos, este fenómeno es en realidad una señal positiva conocida como purga cutánea.
La purga ocurre porque los ácidos exfoliantes aceleran drásticamente el ciclo de renovación celular. Los microcomedones (obstrucciones microscópicas que se encuentran bajo la superficie de la piel y que tardarían semanas o meses en convertirse en un grano visible) son empujados hacia la superficie todos a la vez. Este proceso de «limpieza profunda» se manifiesta como un brote repentino, pero tiene características muy específicas que lo diferencian de una mala reacción.
Una purga generalmente ocurre en las zonas donde sueles tener acné (frente, barbilla, mejillas), los granitos que aparecen son más superficiales (puntos blancos o pequeñas pústulas) y, lo más importante, su ciclo de vida es mucho más rápido que el de un grano normal. Desaparecen en pocos días en lugar de semanas. Además, aunque pueda parecer un paso atrás, la piel de alrededor suele mostrar signos de mejora en textura y luminosidad. La purga, aunque frustrante, es temporal. Su duración puede variar, pero generalmente no debería extenderse más de un ciclo de renovación cutánea completo. Los estudios indican que la purga puede durar desde unas pocas semanas hasta un par de meses, dependiendo de la persona. Por el contrario, una reacción de irritación se manifiesta como rojez, descamación y ardor, mientras que una reacción alérgica implica picor intenso, ronchas o hinchazón, y puede aparecer en zonas donde nunca has tenido acné.
La siguiente tabla, basada en guías dermatológicas de portales como Paula’s Choice, te ayudará a diferenciar claramente estos fenómenos:
| Criterio | Purga | Irritación | Reacción Alérgica |
|---|---|---|---|
| Localización | Zonas habituales de acné donde normalmente brota | Áreas de aplicación | Puede extenderse |
| Tipo de lesión | Puntos blancos, comedones | Rojez, descamación | Ronchas, hinchazón |
| Duración | 4-6 semanas máximo, mejora progresiva | Persiste con el uso | Empeora rápidamente |
| Sensación | Sin picor intenso | Tirantez, ardor leve | Picor intenso, dolor |
| Evolución | Mejora gradual | No mejora | Empeora |
Si experimentas una purga, ten paciencia. Es una fase temporal en el camino hacia una piel más limpia y renovada. Si, por el contrario, sospechas de una irritación o alergia, suspende el uso del producto inmediatamente.
El error de usar demasiados activos fuertes que destruye tu barrera cutánea y causa brotes
En la búsqueda de la piel perfecta, es fácil caer en el «síndrome del coleccionista de activos». Vitamina C por la mañana, ácido glicólico por la noche, retinol dos veces por semana y un exfoliante enzimático el fin de semana. Este enfoque de «cóctel de activos» es uno de los errores más comunes y dañinos, ya que bombardea la piel con señales contradictorias y potentes, llevando inevitablemente al colapso de la barrera cutánea.
La barrera cutánea es un ecosistema delicado con un pH naturalmente ácido (entre 4.5 y 5.5). Este manto ácido es esencial para su función protectora, inhibiendo el crecimiento de bacterias dañinas y manteniendo los lípidos intercelulares (ceramidas, colesterol, ácidos grasos) en una estructura ordenada. Cuando se combinan demasiados activos potentes, especialmente ácidos con pH bajo, se altera este equilibrio. La barrera se vuelve más permeable, pierde hidratación y se inflama. El resultado es una piel reactiva, enrojecida, con sensación de tirantez y, paradójicamente, más propensa a los brotes de acné, ya que no puede defenderse de las bacterias.
La eficacia de un ácido no solo depende de su concentración, sino también de su pH. Como explica el farmacéutico y formulador Arturo Alba, es una cuestión de equilibrio. En sus propias palabras:
A un pH más alto, los AHA se encuentran más en su forma disociada reduciendo su capacidad de penetrar en la piel. Un producto con 20% de AHA a pH 7 no logra exfoliar tan profundamente como lo haría en condiciones más ácidas. Un equilibrio adecuado entre el pH y la concentración del principio activo es crucial para maximizar los beneficios
– Arturo Alba, Farmacia Moreo – La fórmula perfecta
Si tu piel muestra signos de estar comprometida, es hora de pulsar el botón de reinicio. La regla de oro es «menos es más». Debes suspender todos los activos potentes e iniciar un protocolo de recuperación centrado en reparar la barrera. Esto implica una limpieza ultra suave, hidratación intensiva y, sobre todo, la reposición de los lípidos esenciales que forman el cemento de tu piel. Solo cuando la barrera esté completamente restaurada (generalmente después de 2-4 semanas) podrás reintroducir los activos, uno por uno y de forma gradual.
Recuerda: una rutina de cuidado facial no es una competición para ver cuántos productos puedes usar, sino un diálogo constante con tu piel para darle solo lo que necesita.
Láser o peeling: qué funciona mejor para eliminar manchas solares de años anteriores?
Cuando las manchas solares (léntigos) se han instalado en la piel durante años, los tratamientos tópicos pueden no ser suficientes para eliminarlas por completo. En este punto, es necesario recurrir a procedimientos médicos como el peeling químico profundo o el láser. Ambas son opciones efectivas, pero actúan de manera diferente y son más adecuadas para distintos tipos de manchas y pieles. La elección entre uno y otro dependerá del diagnóstico de un dermatólogo.
El peeling químico, como hemos visto, utiliza ácidos en altas concentraciones para provocar una exfoliación controlada de las capas superficiales de la piel. Es especialmente eficaz para tratar una pigmentación más difusa y generalizada, como el melasma o la hiperpigmentación postinflamatoria extendida. Al renovar la piel capa por capa, mejora la textura general y unifica el tono de forma progresiva. Se necesitan varias sesiones y los resultados son graduales. La profundidad del peeling (superficial, medio o profundo) se ajusta según la severidad del caso.
Por otro lado, la tecnología láser (como el láser Q-Switched o la Luz Pulsada Intensa – IPL) funciona mediante un principio de fototermólisis selectiva. El láser emite una longitud de onda de luz específica que es absorbida selectivamente por la melanina (el pigmento de la mancha), sin dañar el tejido circundante. La energía lumínica se convierte en calor, fragmentando el pigmento en partículas más pequeñas que luego son eliminadas por el sistema inmunológico del cuerpo. Este método es extremadamente preciso y es ideal para tratar manchas solares aisladas y bien definidas (léntigos). Tras el tratamiento, la mancha se oscurece formando una pequeña costra que se desprende en 5-7 días, revelando piel nueva debajo. A menudo se obtienen resultados más rápidos que con los peelings para este tipo de lesión.
A continuación, una comparativa práctica basada en los protocolos de clínicas dermatológicas como Artemédica para ayudarte a entender las implicaciones de cada tratamiento.
| Factor | Peeling Químico | Láser (Q-Switched/IPL) |
|---|---|---|
| Coste por sesión | 80-200€ | 200-500€ |
| Nº sesiones necesarias | 4-6 sesiones con una semana entre cada sesión | 3-5 sesiones |
| Dolor/Molestias | Escozor leve-moderado | Sensación de goma elástica |
| Tiempo recuperación | Superficial: sin downtime; Medio: 3-5 días; Profundo: 7-10 días | 5-7 días (costras) |
| Tipo de mancha ideal | Melasma, PIH difusa | Léntigos solares definidos |
| Resultados visibles | Progresivos, 2-3 semanas | 7-14 días post-sesión |
Estudio de caso: Terapia combinada: El enfoque más efectivo
En muchos casos, el enfoque más efectivo no es elegir entre láser o peeling, sino combinarlos. Los estudios clínicos demuestran que una terapia que comienza con sesiones de láser fraccionado para romper el pigmento más profundo, seguida de una serie de peelings químicos superficiales para eliminar los restos de pigmento y unificar el tono de la superficie, puede ofrecer resultados hasta un 40% superiores en comparación con el uso de una sola tecnología.
La consulta con un especialista es indispensable para determinar el protocolo más adecuado para tu caso específico, garantizando así los mejores resultados con la máxima seguridad.
Puntos clave a recordar
- La clave de la exfoliación no es la potencia, sino la constancia controlada y el respeto a la barrera cutánea.
- Alternar noches de exfoliación con noches de recuperación (Skin Cycling) previene la irritación y maximiza los resultados.
- Diferenciar entre purga (temporal y localizada) e irritación (persistente y extendida) es crucial para no abandonar un tratamiento eficaz prematuramente.
En qué orden aplicar tus 5 productos cosméticos para que realmente funcionen?
Has elegido el ácido correcto, entiendes la importancia de no sobreexfoliar y proteges tu piel del sol. Pero hay un último factor que puede determinar el éxito o el fracaso de tu rutina: el orden de aplicación. Aplicar los productos en la secuencia incorrecta puede neutralizar sus efectos, impedir su absorción o incluso causar irritación. La regla general es simple: de la textura más ligera a la más densa, y con especial atención al pH de los productos.
Cuando se utilizan ácidos exfoliantes, el orden se vuelve aún más crítico. Estos productos necesitan un pH bajo para ser efectivos. Aplicar una crema densa o un aceite antes del ácido creará una barrera que impedirá su penetración y elevará el pH de la superficie de la piel, haciéndolo prácticamente inútil. Por eso, el ácido debe aplicarse lo más cerca posible de la piel limpia.
El primer paso es siempre una limpieza suave. Es fundamental que la piel esté completamente seca antes de aplicar el ácido, ya que el agua puede diluirlo y alterar su pH. Tras la aplicación del ácido, es crucial esperar unos minutos (de 3 a 5) antes de continuar con el siguiente paso. Este tiempo de espera permite que el ácido actúe a su pH óptimo sin ser neutralizado por los productos que vienen después. Una vez transcurrido ese tiempo, el foco se desplaza hacia la hidratación y la reparación para contrarrestar la sequedad que puedan causar los ácidos y para sellar todos los beneficios en la piel.
Los formuladores cosméticos especializados confirman que los AHAs funcionan mejor a pH inferior a 4, mientras que el ácido salicílico se recomienda a un pH inferior a 3.5. Respetar este entorno es clave para su eficacia. Aquí tienes el orden óptimo para una rutina nocturna con ácidos:
- Paso 1: Limpiador suave. Utiliza un limpiador con un pH equilibrado (en torno a 5.5) para no agredir la barrera cutánea. Seca la piel a toques y espera 1-2 minutos.
- Paso 2: Tónico exfoliante (opcional) o Tónico hidratante. Si usas un tónico con una baja concentración de ácidos, aplícalo aquí. Si no, un tónico hidratante puede preparar la piel.
- Paso 3: Ácido exfoliante (Sérum o tratamiento). Aplica una capa fina sobre la piel seca. Espera de 3 a 5 minutos. Este es el paso más importante para la eficacia del producto.
- Paso 4: Sérum de tratamiento/hidratante. Ahora es el momento de los sérums con ingredientes como el ácido hialurónico, la niacinamida o los péptidos.
- Paso 5: Crema hidratante/selladora. Finaliza con una buena crema hidratante, preferiblemente con ceramidas, para sellar la hidratación, nutrir la piel y reforzar la barrera cutánea.
Para las pieles más sensibles, existe una técnica llamada «buffering»: aplicar una capa muy fina de una crema hidratante ligera antes del ácido. Esto crea un pequeño colchón que reduce la velocidad de penetración del ácido, minimizando la irritación sin anular por completo su efecto.
Preguntas frecuentes sobre Cómo usar ácidos exfoliantes
¿Puedo usar ácido glicólico en verano si uso SPF 50+?
Los AHA exfolian la capa más superficial de la piel para favorecer un aspecto más fresco y radiante, pero aumentan significativamente la fotosensibilidad. Es preferible reservarlo para otoño-invierno o usarlo solo de noche con protección solar extrema al día siguiente.
¿Qué alternativas tengo para tratar manchas en verano sin ácidos?
La niacinamida al 10%, el alpha arbutin al 2%, y la vitamina C estabilizada son opciones seguras que no aumentan la fotosensibilidad y pueden usarse con protección solar para prevenir y tratar la hiperpigmentación.
¿El ácido salicílico es seguro en verano?
El BHA (ácido salicílico) es liposoluble, penetra en los poros obstruidos y es especialmente eficaz para pieles grasas, propensas a imperfecciones, ayudando a disolver el exceso de sebo y reducir puntos negros. Es menos fotosensibilizante que los AHA pero igualmente requiere SPF diario.