Publicado el mayo 15, 2024

Contrariamente a la creencia popular, ganar músculo después de los 35 no requiere más horas en el gimnasio, sino una precisión científica que prioriza la calidad sobre la cantidad.

  • La tensión mecánica efectiva, no el peso levantado, es el verdadero motor del crecimiento muscular.
  • El «volumen basura» (demasiadas series) frena la recuperación hormonal y limita el progreso.

Recomendación: Priorizar una técnica perfecta y un cálculo proteico exacto es la estrategia más eficaz para construir un físico fuerte y metabólicamente saludable.

Pasar la barrera de los 35 años trae consigo una nueva realidad fisiológica. El cuerpo ya no responde como a los 20. Las agujetas duran más, la energía fluctúa y, lo más frustrante, los músculos parecen resistirse a crecer a pesar de seguir entrenando con la misma intensidad. Esta pérdida progresiva de masa muscular, conocida como sarcopenia, no es una sentencia, sino una señal. Una señal de que las reglas del juego han cambiado. Muchos recurren a las soluciones habituales: más series, más días de gimnasio, o simplemente se resignan a perder tono y fuerza.

La sabiduría convencional nos dice que debemos «entrenar más duro» o «levantar más pesado». Pero, ¿y si esa no fuera la respuesta? ¿Y si el secreto para reactivar el crecimiento muscular no estuviera en la cantidad de esfuerzo, sino en su precisión? Este es el enfoque que separa a quienes se estancan de quienes construyen un físico fuerte y funcional en su madurez. No se trata de imitar a los culturistas de élite ni de buscar atajos químicos, sino de comprender la biomecánica y la fisiología de un cuerpo que necesita estímulos más inteligentes, no más brutales.

Este artículo no es una lista más de ejercicios. Es un manual de estrategia basado en la ciencia. Vamos a desmantelar los mitos del «más es mejor» para enfocarnos en los principios que realmente importan después de los 35: la tensión mecánica efectiva, el volumen de entrenamiento óptimo y la sinergia entre nutrición y recuperación. El objetivo es claro: darte las herramientas para que construyas músculo real, protejas tu salud metabólica y forjes una fuerza duradera.

A continuación, exploraremos en detalle los pilares fundamentales para redefinir tu entrenamiento. El siguiente sumario te guiará a través de los conceptos clave que transformarán tu enfoque y tus resultados.

¿Por qué levantar poco peso muchas veces no construye el músculo que buscas?

La idea de que levantar pesos ligeros con muchas repeticiones es ideal para «tonificar» o para personas mayores es uno de los mitos más persistentes del fitness. Si bien puede tener beneficios cardiovasculares, para el objetivo de construir músculo (hipertrofia), esta estrategia suele ser ineficaz. La razón fundamental reside en la fisiología del reclutamiento muscular. Nuestro cuerpo activa las fibras musculares según una jerarquía conocida como el Principio de Henneman: primero las fibras pequeñas y de contracción lenta (Tipo I), y solo cuando el esfuerzo es suficientemente grande, se activan las fibras grandes y de contracción rápida (Tipo II), que son las que tienen el mayor potencial de crecimiento.

Levantar un peso muy ligero no exige al sistema nervioso reclutar esas valiosas fibras Tipo II. El músculo realiza el trabajo cómodamente con las fibras de resistencia, sin recibir la señal de que necesita adaptarse y crecer. El problema no es el peso «ligero» en sí, sino la falta de proximidad al fallo muscular. Podrías, en teoría, generar hipertrofia con un peso ligero, pero tendrías que llevar la serie hasta un punto de agotamiento extremo, donde las últimas 3-5 repeticiones son un desafío máximo. Esto activa todas las fibras disponibles. Sin embargo, este método es metabólicamente muy demandante y mentalmente agotador, lo que lo hace poco práctico y sostenible.

Este concepto es crucial después de los 35, una etapa donde la pérdida de masa muscular se acelera. Evidencias científicas recientes indican que se puede producir una pérdida de entre un 3% a un 8% por década después de los 30. Por lo tanto, el estímulo debe ser inequívoco. La clave es la tensión mecánica efectiva: elegir una carga que te permita completar entre 6 y 15 repeticiones con una técnica perfecta, pero sintiendo que las últimas son un verdadero reto. Ese es el estímulo que le dice a tu cuerpo: «necesito ser más fuerte y más grande».

Visualización microscópica de fibras musculares tipo I y tipo II activándose progresivamente

Como se puede observar en la visualización de las fibras musculares, el objetivo no es simplemente mover un peso, sino forzar el reclutamiento progresivo hasta involucrar a las fibras con mayor capacidad de hipertrofia. No se trata de «peso ligero vs. peso pesado», sino de «esfuerzo bajo vs. esfuerzo alto».

En definitiva, para combatir la sarcopenia y construir músculo real, el enfoque debe pasar de contar repeticiones sin sentido a generar un estímulo de alta calidad en cada serie.

3 series o 10 series: ¿cuál es el volumen óptimo para no caer en «volumen basura»?

Durante años, la comunidad del culturismo ha promovido la idea de que «más es mejor». La recomendación de 10 a 20 series por grupo muscular a la semana se convirtió en un estándar. Sin embargo, para el atleta natural mayor de 35 años, cuya capacidad de recuperación es más limitada, este enfoque puede ser contraproducente. Aquí es donde entra en juego el concepto de «volumen basura»: cualquier serie realizada más allá del punto en que se ha maximizado el estímulo para la síntesis de proteínas musculares, y que solo añade fatiga sistémica.

La síntesis de proteínas, el proceso de construcción de músculo, no aumenta indefinidamente con más series. Alcanza un pico y luego se estabiliza. Las series adicionales no solo no aportan más crecimiento, sino que elevan los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y agotan el sistema nervioso central, lo que perjudica la recuperación y, por ende, el crecimiento a largo plazo. Un estudio de caso notable es el del culturista y científico del ejercicio Jeff Nippard, quien experimentó con un volumen de entrenamiento reducido.

Promedié unas 6 series por músculo a la semana, menos de la mitad de la recomendación previamente estudiada de 10 a 20 series. Después de años haciendo de 10 a 20 series por músculo a la semana, sentía que no estaba haciendo lo suficiente. Pero alrededor de la tercera semana, noté algo sorprendente. No solo no perdía, sino que me veía más firme y con más volumen.

– Jeff Nippard, Men’s Health España – Experimento de bajo volumen

Entonces, ¿cuál es el volumen óptimo? La ciencia sugiere que para la mayoría de las personas, el punto de máxima eficacia se encuentra entre 6 y 10 series efectivas por grupo muscular por semana. Una «serie efectiva» es aquella que se lleva cerca del fallo técnico, con una carga desafiante. La clave es la calidad, no la cantidad. Es preferible hacer 3 series de sentadillas con una concentración y esfuerzo máximos, que 8 series con una técnica deficiente y una intensidad variable. De hecho, para mayores de 40 años, las recomendaciones generales para combatir la pérdida de fuerza muscular sugieren que 2 sesiones semanales de 30-60 minutos son suficientes si la intensidad es la adecuada.

El objetivo es encontrar tu «dosis mínima efectiva»: el menor volumen de entrenamiento que te permita progresar de forma consistente. Esto maximiza la relación estímulo-fatiga y crea un entorno hormonal y fisiológico propicio para el crecimiento muscular sostenido.

El error de levantar más peso del que controlas que frena tu crecimiento muscular

En el gimnasio, el ego puede ser el peor enemigo del progreso. La tentación de añadir más discos a la barra, a menudo a expensas de la forma, es un error común que sabotea el crecimiento muscular, especialmente después de los 35 años. Cuando el peso es excesivo, el cuerpo busca la manera más fácil de moverlo, reclutando músculos sinergistas, utilizando el impulso (el «cheating») y reduciendo el rango de movimiento. El resultado es que la tensión mecánica se desvía del músculo objetivo, que es precisamente lo que buscamos estimular.

Levantar más peso del que puedes controlar no solo es ineficaz, sino también peligroso. Una mala técnica aumenta exponencialmente el riesgo de lesiones en articulaciones y tendones, que en un cuerpo maduro tardan más en sanar. Una lesión puede significar semanas o meses de inactividad, borrando de un plumazo todo el progreso conseguido. Como señala el experto Eric Helms, la técnica es innegociable.

La correcta forma y técnica durante el entrenamiento es vital para prevenir lesiones que puedan llevar a la pérdida de músculo a causa de la inmovilización. El levantamiento progresivo sigue siendo la mejor forma de ganar músculo, pero nunca a costa de una mala técnica.

– Eric Helms, Infobae – Cómo aumentar masa muscular después de los 40

La solución es adoptar una mentalidad de precisión biomecánica. Cada repetición debe ser deliberada, controlando tanto la fase concéntrica (cuando el músculo se acorta) como la excéntrica (cuando se alarga bajo tensión). Es en esta fase excéntrica, o negativa, donde se genera una gran cantidad de daño muscular microscópico, una señal clave para la hipertrofia. Si simplemente dejas caer el peso por la gravedad, estás desperdiciando la mitad del potencial de crecimiento de cada repetición. La paciencia es fundamental; se tarda tiempo en ganar músculo después de los 40, pero una progresión constante y segura siempre superará a los intentos rápidos y arriesgados.

Plan de acción: Progresión segura para maximizar la tensión

  1. Dominio del patrón: Comienza con tu propio peso corporal o un peso muy ligero para dominar el patrón de movimiento de cada ejercicio. Siente el músculo trabajar.
  2. Aumento gradual: Incrementa el peso de forma gradual, sin superar un 5-10% por sesión o semana, solo si puedes mantener una técnica perfecta.
  3. Prioridad a la técnica: Si la forma se deteriora en las últimas repeticiones, es señal de que el peso es demasiado alto. Reduce la carga inmediatamente.
  4. Micro-progresión: Enfócate en pequeñas mejoras constantes: una repetición más, un kilo más, o una fase excéntrica más lenta. El progreso es la suma de pequeños avances.
  5. Registro y análisis: Lleva un registro de cada entrenamiento (series, repeticiones, peso). Esto te permite seguir tu progreso real y tomar decisiones objetivas.

Recuerda: no se trata de cuánto peso levantas, sino de cuán bien lo levantas y cuánta tensión aplicas al músculo correcto.

Sentadilla vs Prensa: ¿qué ejercicio libera más hormona de crecimiento natural?

La elección de ejercicios es un pilar estratégico en cualquier programa de fuerza. Cuando comparamos dos movimientos aparentemente similares para las piernas, como la sentadilla libre con barra y la prensa de piernas en máquina, la diferencia va mucho más allá de la preferencia personal. Para el atleta mayor de 35 años, la decisión impacta en la respuesta hormonal, el riesgo de lesión y la transferencia a la vida real. La sentadilla libre es un ejercicio compuesto multiarticular que involucra no solo los cuádriceps y glúteos, sino también los isquiotibiales, la espalda baja y el abdomen para estabilizar el torso. Esta alta demanda neurológica y el reclutamiento masivo de unidades motoras provocan un mayor estrés sistémico.

Este estrés, lejos de ser negativo, es un potente catalizador para la liberación de hormonas anabólicas endógenas, como la testosterona y, sobre todo, la hormona de crecimiento (GH). Al ser un movimiento que involucra una gran cantidad de masa muscular de forma coordinada, la sentadilla genera una respuesta hormonal significativamente mayor que ejercicios más aislados como la prensa. Esta liberación hormonal no solo beneficia a las piernas, sino que crea un entorno anabólico en todo el cuerpo, favoreciendo el crecimiento muscular general. La prensa, al ser un movimiento guiado y más aislado, no genera el mismo nivel de estrés sistémico ni la misma respuesta hormonal.

Vista lateral comparativa de ejercicio de sentadilla y prensa en gimnasio

Sin embargo, esto no significa que la prensa sea un mal ejercicio. Su principal ventaja es que reduce la carga sobre la columna vertebral y elimina la necesidad de estabilización, permitiendo enfocar una mayor tensión directamente en los cuádriceps y mover cargas más pesadas de forma segura. Para alguien con problemas de espalda o en días de alta fatiga, la prensa es una alternativa excelente. La siguiente tabla, basada en un análisis comparativo de entrenamiento de fuerza, resume las diferencias clave.

Comparación: Sentadilla vs. Prensa para mayores de 35 años
Aspecto Sentadilla Prensa
Demanda neurológica Alta – coordinación de múltiples músculos Media – movimiento más aislado
Riesgo de lesión Mayor si hay problemas de espalda Menor – posición más controlada
Transferencia funcional Excelente para actividades diarias Buena para fuerza de piernas
Estrés sistémico Alto – mayor fatiga general Moderado – recuperación más rápida
Recomendación +35 años 2-3 veces/semana con técnica perfecta Ideal cuando la espalda está fatigada

La estrategia óptima es periodizar ambos ejercicios: priorizar la sentadilla cuando te sientas fuerte y sin molestias, y recurrir a la prensa para añadir volumen de trabajo a las piernas sin sobrecargar el sistema nervioso o la espalda.

Carbohidratos intra-entreno: ¿son necesarios para ti o solo para culturistas profesionales?

El mercado de la suplementación está inundado de bebidas y polvos de carbohidratos de rápida absorción para consumir durante el entrenamiento. La promesa es mantener los niveles de energía, mejorar el rendimiento y acelerar la recuperación. Para los atletas de élite o los culturistas profesionales que realizan sesiones de más de dos horas con un volumen extremo, estos productos pueden ser una herramienta útil para reponer el glucógeno muscular y mantener la intensidad. Sin embargo, para la gran mayoría de las personas que entrenan fuerza después de los 35 con sesiones de 60 a 90 minutos, no solo son innecesarios, sino que pueden ser contraproducentes.

Nuestro cuerpo almacena carbohidratos en forma de glucógeno en los músculos y el hígado. Estas reservas son más que suficientes para alimentar una sesión de entrenamiento de fuerza de volumen moderado. Consumir azúcares simples durante el ejercicio cuando las reservas no están agotadas tiene dos efectos principales. Primero, eleva la insulina, lo que detiene la quema de grasa como fuente de energía. Segundo, y más importante, puede atenuar la señalización de la AMPK. La AMPK es una enzima que se activa cuando la energía celular es baja (un estado natural durante un entrenamiento intenso). Esta activación desencadena adaptaciones metabólicas muy beneficiosas, como una mayor sensibilidad a la insulina y una mejor capacidad para utilizar la grasa como combustible. Al introducir azúcares, se apaga esta señal, perdiendo parte de los beneficios para la salud que buscamos con el entrenamiento.

Para la mayoría, una nutrición adecuada antes y después del entrenamiento es mucho más importante. Una comida completa con carbohidratos complejos y proteínas 2-3 horas antes de entrenar cargará tus reservas de glucógeno de manera óptima. Durante la sesión, la prioridad debe ser la hidratación y el mantenimiento de los electrolitos, especialmente el sodio, que es crucial para la contracción muscular y la función neuromuscular. Un poco de sal en el agua puede ser mucho más efectivo que una bebida azucarada.

En resumen, a menos que tus sesiones sean maratonianas o de una intensidad y volumen excepcionales, los carbohidratos intra-entrenamiento son un lujo innecesario. Enfócate en una buena comida pre-entreno, una hidratación adecuada y deja que tu cuerpo utilice las reservas de energía que ya posee, maximizando así las adaptaciones metabólicas del ejercicio.

¿Por qué no ganas músculo aunque entrenes duro si fallas en el cálculo proteico?

Puedes tener el programa de entrenamiento más perfecto del mundo, aplicar la tensión mecánica con precisión quirúrgica y descansar adecuadamente, pero si tu ingesta de proteínas es insuficiente, no construirás músculo. Es como enviar a los obreros a una obra sin ladrillos. La proteína proporciona los aminoácidos, los «ladrillos» fundamentales para reparar el daño muscular inducido por el entrenamiento y construir nuevo tejido (síntesis proteica).

Después de los 35 años, este factor se vuelve aún más crítico debido a un fenómeno conocido como «resistencia anabólica». Esto significa que el cuerpo se vuelve menos sensible a los estímulos que desencadenan la síntesis de proteínas, tanto el entrenamiento como la propia ingesta de aminoácidos. Por lo tanto, se necesita una dosis de proteína más alta para lograr la misma respuesta anabólica que una persona más joven. La recomendación general de 0,8 gramos de proteína por kilo de peso corporal es para una persona sedentaria. Para alguien que entrena fuerza con el objetivo de ganar músculo en esta etapa de la vida, esa cifra es drásticamente insuficiente.

La evidencia científica actual apunta a una ingesta mucho mayor. Para personas mayores de 40 años que entrenan fuerza, la recomendación es consumir hasta 1,6 gramos de proteína por kilo de peso corporal al día, e incluso algunos estudios sugieren acercarse a los 2,2 g/kg para optimizar los resultados. Para una persona de 80 kg, esto se traduce en 128-176 gramos de proteína diaria. Es crucial distribuir esta ingesta a lo largo del día en 3-5 comidas para mantener un flujo constante de aminoácidos en la sangre.

La proteína de suero de leche es la más frecuente en el caso de los omnívoros, la proteína del guisante si eres vegano. El monohidrato de creatina es para mí el mejor suplemento deportivo, tiene un montón de estudios que lo demuestran, sobre todo cuando se superan los 40 años porque además de favorecer la fuerza y mejorar la masa muscular, ayuda a la reparación post entreno.

– Expertos de Hyperice, Esquire España

Además de la cantidad, la calidad de la proteína es importante. Fuentes como el pollo, pavo, pescado, huevos, lácteos y legumbres son excelentes. Los batidos de proteína (suero, caseína o alternativas vegetales) son una herramienta conveniente para alcanzar tus objetivos diarios, especialmente alrededor del entrenamiento.

Puntos clave a recordar

  • La tensión mecánica efectiva y la proximidad al fallo son más importantes que el peso levantado.
  • Evita el «volumen basura»: 6-10 series efectivas por músculo a la semana son suficientes.
  • La técnica perfecta es innegociable para maximizar el estímulo y prevenir lesiones.
  • Una ingesta proteica de 1,6 a 2,2 g/kg de peso corporal es crucial para superar la resistencia anabólica.

¿Por qué levantar pesas protege tus huesos más que tomar suplementos de calcio?

Con la edad, la preocupación por la salud ósea, y en particular por la osteoporosis, se vuelve prioritaria. La respuesta convencional ha sido siempre la suplementación con calcio y vitamina D. Si bien estos nutrientes son esenciales para la matriz ósea, tomarlos de forma pasiva es como tener ladrillos y cemento en una obra sin obreros que construyan el muro. El entrenamiento de fuerza es el capataz que le ordena al cuerpo utilizar esos materiales para fortalecer la estructura.

Nuestros huesos son tejidos vivos que se adaptan al estrés al que son sometidos, un principio conocido como la Ley de Wolff. Cuando los músculos, que están anclados a los huesos a través de los tendones, se contraen contra una resistencia pesada, ejercen una fuerza de tracción sobre el hueso. Esta tensión mecánica es la señal más potente para que las células óseas llamadas osteoblastos se pongan a trabajar, depositando nuevo tejido óseo y aumentando la densidad mineral ósea (DMO). Un suplemento de calcio por sí solo no puede generar esta señal adaptativa.

La pérdida de masa ósea es una realidad, con datos que sugieren una reducción anual de entre el 0,5% al 1% después de los 40 años. El entrenamiento de fuerza no solo frena este declive, sino que puede revertirlo. En mujeres premenopáusicas, por ejemplo, se han observado incrementos de la masa ósea de entre el 0,5 y 2,5% tras implementar un programa de fuerza. Los ejercicios que cargan el esqueleto axial, como las sentadillas, el peso muerto y el press militar, son particularmente efectivos para estimular la DMO en la columna y las caderas, zonas críticas para prevenir fracturas.

Por lo tanto, ver el entrenamiento con pesas no solo como una forma de ganar músculo, sino como la principal herramienta para mantener un esqueleto robusto y funcional, cambia por completo la perspectiva. Es una de las inversiones más rentables que puedes hacer en tu salud a largo plazo.

¿Cómo entrenar fuerza, resistencia y flexibilidad en una sola semana sin vivir en el gym?

Uno de los mayores desafíos después de los 35 es equilibrar las distintas facetas de la aptitud física —fuerza, resistencia cardiovascular y flexibilidad— con las responsabilidades de la vida diaria. La clave no es entrenar más, sino entrenar de manera más inteligente, creando una sinergia entre las diferentes modalidades. Es fundamental abandonar la idea de que se necesita una sesión separada para cada cosa.

Un enfoque eficiente consiste en priorizar el entrenamiento de fuerza como el pilar central de la semana, dedicándole 2 o 3 días. Estas sesiones deben enfocarse en movimientos compuestos que trabajan múltiples grupos musculares a la vez. El trabajo cardiovascular puede integrarse de manera inteligente: en lugar de largas y monótonas sesiones de cardio, se pueden añadir 15-20 minutos de cardio de intensidad moderada (elíptica, bicicleta estática) al final de las sesiones de fuerza. Esto es suficiente para mantener la salud cardiovascular sin interferir con la recuperación muscular. Otra opción es dedicar un día a un entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT), que proporciona un gran estímulo cardiovascular en un corto período de tiempo.

La flexibilidad y la movilidad, a menudo olvidadas, son cruciales para prevenir lesiones y mantener un rango de movimiento funcional. No requieren largas sesiones. Se pueden dedicar 10 minutos a ejercicios de movilidad dinámica como parte del calentamiento antes de cada sesión de fuerza, y 15-20 minutos a estiramientos estáticos o yoga en un día de descanso activo. Como bien recuerdan los expertos, el calentamiento y el descanso son partes no negociables del plan.

Calentar a partir de los 40 es fundamental, para evitar lesiones y acondicionar mejor nuestros músculos. Primero, un calentamiento general para subir tu temperatura corporal, con algo de cardio ligero, de calistenia suave y ejercicios de movilidad y estiramientos. El descanso es importante para crecer muscularmente.

– Men’s Health España, Plan de entrenamiento para mayores de 40

Una posible estructura semanal optimizada podría ser:

  • Lunes: Entrenamiento de fuerza de cuerpo completo (45-60 min).
  • Miércoles: Entrenamiento de fuerza con enfoque en el tren superior + 15 min de cardio moderado.
  • Viernes: Entrenamiento de fuerza con enfoque en el tren inferior + 15 min de cardio moderado.
  • Días intermedios (Martes, Jueves, Sábado): Descanso activo como caminatas, yoga suave, o una sesión corta de movilidad (20-30 min).
  • Domingo: Descanso completo.

Para que este plan sea sostenible, es vital entender cómo integrar todas las facetas del fitness de manera eficiente y no como tareas separadas que compiten por tu tiempo.

Este enfoque integrado te permite cosechar los beneficios de todas las áreas de la aptitud física en tan solo 3-5 horas a la semana, demostrando que es posible estar en una forma excepcional sin tener que vivir en el gimnasio.

Preguntas frecuentes sobre cómo ganar músculo después de los 35

¿Necesito carbohidratos durante el entrenamiento si tengo más de 35 años?

Para sesiones de menos de 75-90 minutos con volúmenes moderados, las reservas de glucógeno muscular son suficientes. Solo en sesiones muy largas o de volumen extremadamente alto se justifica su uso.

¿Los carbohidratos intra-entreno pueden afectar negativamente mis adaptaciones?

Sí, pueden atenuar la señalización AMPK que se activa cuando la energía celular es baja, reduciendo potencialmente algunas adaptaciones de salud metabólica que buscan los mayores de 35.

¿Qué alternativas tengo para mantener el rendimiento sin azúcares simples?

Una comida pre-entreno completa 2-3 horas antes, electrolitos con sodio para mantener la función neuromuscular, y una hidratación adecuada suelen ser suficientes.

Escrito por Marco Valenzuela, Entrenador Personal Certificado (NSCA-CPT) y Especialista en Biomecánica del Ejercicio con 10 años entrenando a atletas y población general. Experto en hipertrofia, pérdida de grasa y entrenamiento de fuerza para la longevidad.